Un estudio determinó que el animal, similar a la mezcla de un lagarto y una anguila, fue una rareza dentro de su especie.
Un enigmático dinosaurio depredador que habitó en el norte de África hace unos 95 millones de años tenía una cola larga y poderosa que probablemente lo propulsaba en el agua, de acuerdo con lo que sugieren fósiles nuevos. De ser cierto, este animal, de casi 12 metros de largo y que no había alcanzado la madurez cuando murió, fue una rareza: un dinosaurio que nadaba. “Lo que tenemos aquí es un dinosaurio que no solo vadeaba, sino que era un animal que perseguía a sus presas activamente en la columna de agua”, afirmó Nizar Ibrahim, profesor de Biología de la Universidad de Detroit Misericordia en Míchigan.
En un artículo publicado en la revista Nature, Ibrahim y sus colegas describieron el esqueleto del Spinosaurus aegyptiacus, cuyo nombre significa “reptil espinoso de Egipto”. De los huesos de su cola de 4,5 metros. surgían largas espinas en forma vertical, que formaban una estructura parecida a una aleta que, de acuerdo con las teorías de los científicos, podía moverse de un lado a otro. Pensemos en él como una cruza entre un lagarto y una anguila, con el tamaño del Tyrannosaurus rex. “Se trata de un animal que en realidad no tiene un equivalente moderno”, dijo Ibrahim. “Estamos trabajando con un extraterrestre del espacio exterior en muchos sentidos”.
En un depósito de agua, los científicos demostraron que un plástico cortado con la forma de la cola generaba una propulsión mayor que las colas de otros dinosaurios. Dijeron que su empuje y eficiencia se comparaban con las de criaturas acuáticas contemporáneas como los cocodrilos. “Además de que la apariencia de la cola era extraña, también era perfectamente lógica”, comentó Matthew C. Lamanna, paleontólogo del Museo Carnegie de Historia Natural en Pittsburgh, quien fue uno de los revisores del artículo publicado en Nature.
David Hone, paleontólogo de la Universidad Queen Mary de Londres, quien no participó en la investigación, elogió el ejemplar fósil. “Por lo general, no tenemos muchas colas de dinosaurio en buen estado”, señaló. “En realidad es bastante extraño en muchos sentidos, lo cual es muy interesante y extraordinario”. No obstante, añadió: “No me convencen en absoluto algunas interpretaciones ecológicas que le atribuyeron”. Hone afirmó que los experimentos a pequeña escala eran interesantes, pero que asegurar que el Spinosaurus era un nadador tan veloz como para cazar a sus presas en el agua es una exageración. “No digo que estén equivocados”, afirmó. “Simplemente no creo que se pueda sustentar ese argumento con la información disponible”.
En 2014, Ibrahim describió un fósil conservado en excelentes condiciones y sin desenterrar en Marruecos, arguyendo que tenía características que parecían hacerlo apto para la vida en el agua: mandíbulas de cocodrilo, huesos densos que tal vez contribuían a su capacidad de flotación y patas planas que semejaban remos. Actualmente, esta región es el Sahara, el desierto más grande del mundo, pero durante el periodo Cretácico, cuando el Spinosaurus habitaba la zona, era un vasto sistema de ríos y lagos. Sin embargo, no todo el mundo estaba convencido de que este dinosaurio hubiera sido verdaderamente acuático. Los científicos estudiaron un esqueleto incompleto que no parecía pertenecer a un nadador experto, lo cual llevó a muchos paleontólogos a suponer que el Spinosaurus llevó una vida similar a la de los osos pardos de la actualidad: en tierra la mayoría del tiempo, pero vadeando ocasionalmente en aguas poco profundas para conseguir algunos peces para comer. “En realidad no teníamos un motor, una estructura propulsora que pudiera demostrar de manera convincente cómo podría moverse este animal en el agua”, dijo Ibrahim. “Esta teoría se encontró con bastante oposición porque hay una creencia muy arraigada que dice que los dinosaurios en realidad no invadieron el mundo acuático jamás”.
A diferencia de las colas de la mayoría de los dinosaurios carnívoros, los huesos de la cola del Spinosaurus no estaban conectados, lo que sugiere que la cola podía tener mayor movilidad y ondear de un lado a otro con un movimiento similar a un serpenteo. Para respaldar esa afirmación, Ibrahim contactó a Stephanie E. Pierce, profesora de Biología Organísmica y Evolutiva en Harvard que recrea los movimientos de animales extintos. Pierce y un colega de Harvard, George V. Lauder, quien estudia la biomecánica de los peces, utilizaron un aparato en el que se adhirió una pieza de plástico flexible bidimensional con la forma de una cola (de aproximadamente 20 centímetros, no de tamaño real) a un brazo robótico que se introdujo en un torrente de agua. Los expertos midieron la cantidad de agua desplazada por el movimiento de la cola. “Desplazó más agua que las colas de cualquier otro dinosaurio; muy semejante a lo que esperamos ver en un animal semiacuático moderno como un cocodrilo, una salamandra o un tritón”, dijo Pierce. “Las colas de otros terópodos funcionaron muy mal. Fueron ineficientes”.
Donald M. Henderson, curador de dinosaurios del Museo Real Tyrell en Drumheller, Alberta, afirmó que era probable que el Spinosaurus viviera en las riberas y comiera pescado (el estilo de vida del oso pardo), pero se mantuvo escéptico respecto a que el Spinosaurus fuera muy buen nadador. “De ninguna manera”, dijo. “Mi primer argumento es que en realidad no han demostrado que esta cola pudiera producir la fuerza suficiente para impulsar un cuerpo de 6 toneladas y media por el agua”. Lo que los investigadores debieron haber hecho, dijo Henderson, es tomar los resultados experimentales y ajustarlos a la escala del tamaño real del dinosaurio. Mencionó que los investigadores también debieron haber considerado si el Spinosaurus pudo haber tenido suficientes músculos para mover una cola tan larga y pesada y cuánto arrastre podía provocar la aleta gigante en su lomo, su característica más distintiva. “Intenta arrastrar un gran anuncio publicitario por el agua”, afirmó Henderson. “No se puede”.