Este es el primer eclipse total, en casi cien años, que se da en verano en Argentina. Por eso, investigadores e investigadoras de nuestro país desplazarán sus equipos para completar un estudio único de nuestra atmósfera.
En un evento único que atravesará el extremo sur de Sudamérica, el Sol, la Luna y la Tierra se alinearán de forma tal que la Luna cubrirá por completo al Sol —desde nuestra perspectiva en la Tierra— dando lugar al fenómeno conocido como eclipse total de Sol.
En nuestro país, Neuquén y Río Negro serán los escenarios privilegiados para su observación entre las 11:40 y las 14:50 —donde la sombra lunar cruzará el territorio argentino de oeste a este, creando una franja de totalidad de unos 90 km de ancho—, pero en el resto del país el eclipse también podrá verse aunque en forma parcial.
Aprovechando la ocasión, si bien frecuente aunque con sus propias particularidades, científicas y científicos de diferentes especialidades (física, astrónomía, geofísica, meteorólogía) y de distintas instituciones (CITEDEF, Servicio Meteorológico Nacional, UNLP, Exactas UBA), comenzaron a reunirse, allá por el mes de marzo, para dar forma a un proyecto que apunta a realizar un monitoreo exhaustivo para completar un estudio único de nuestra atmósfera con el objetivo de «realizar la mejor caracterización que la ciencia argentina haya hecho sobre un eclipse total en nuestro país».
«Este es el primer eclipse total, en casi cien años, que se da en verano en Argentina. El último ocurrió en 1927», señala la astrofísica Laura Morales, investigadora del CONICET en el Instituto de Física del Plasma de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, para el portal NeXciencia de la misma facultad.
Y continúa: «Este eclipse va a pasar por una región que es bastante seca, entonces vos podés tener la expectativa de no tener nubes durante su desarrollo y eso no pasa tan seguido. Y a eso le agregamos que va a ocurrir al mediodía, con lo cual nos va a permitir tener un montón de observaciones distintas que Argentina hace mucho tiempo que no realiza por sí misma«.
El eclipse es el único momento durante el cual puede observarse la corona solar, la franja más externa de la atmósfera del Sol, que emite fundamentalmente rayos X invisibles para el ojo humano.
«Lo poco que emite de luz visible es muy tenue, y tampoco se puede ver debido a la intensidad de la luz solar. Ahora bien, cuando algo tapa el Sol, todo lo que está a su alrededor, que es tenue, se puede empezar a distinguir», detalla Morales.
El grupo de científicas y científicos de La Plata, entonces, se va a abocar al estudio de la respuesta que se produzca en la ionósfera (la capa de la atmósfera terrestre que se extiende, aproximadamente, entre los 80 y los 500 km de altitud) y el campo magnético terrestre ante las variaciones rápidas del flujo ionizante solar que se producen durante el eclipse solar, explican.
«Lo que tiene de espectacular este eclipse para hacer el estudio es que ocurrirá muy cerca del mediodía y, en el caso de la ionósfera, es cuando alcanza prácticamente el máximo de electrones libres y el efecto que tiene el eclipse sobre la atmósfera es muchísimo más marcado», asegura Guillermo Bosch, de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de la Plata.
Para las mediciones, el equipo trabajará utilizando la red de receptores especiales GNSS y llevará hasta la franja de totalidad (en Neuquén y Río Negro) dos magnetómetros de diferentes tipos, lo que permitirá hacer una medición de características únicas y comparar el comportamiento de la atmósfera durante el eclipse con lo ocurrido en los días previos y posteriores al evento.
«Hasta donde nosotros sabemos va a ser la primera vez que se coloque un magnetómetro en el camino de la sombra del eclipse. Esto, por ejemplo, no se hizo durante el eclipse de Estados Unidos en 2017, y es muy importante porque el efecto que mide es muy intenso cerca de la sombra y va perdiendo intensidad a medida que te alejás. De esta manera vamos a poder captar el efecto máximo del eclipse», resalta Bosch.
Paola Salio, investigadora del Centro del Mar y la Atmósfera (CIMA, UBA-CONICET) y profesora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de Exactas UBA, agrega: «Lo que genera el pasaje de la Luna por delante del Sol es una sombra que se proyecta sobre la superficie terrestre y que genera una diferencia de temperatura entre la superficie irradiada y la no irradiada».
«Esa diferencia puede ser muy grande y puede llegar a generar circulaciones locales del viento en ese lugar. Eso es, entre otras cosas, lo que queremos medir para después compararlo con lo ocurrido en otros lugares del mundo y ver cómo ha sido la influencia del eclipse en nuestra región en particular”.
Para ello, se valdrán tanto de mediciones in situ con estaciones meteorológicas y un dron que registrará la temperatura y la humedad desde la superficie hasta los 300 metros de altura como del satélite GOES 16 de la National Oceanic and Atmospheric Administration de Estados Unidos que fue gestionado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Además, investigadores y personal técnico del SMN analizarán las variaciones que ocurrirán en la columna total de ozono durante el eclipse y personal del CITEDEF evaluará los componentes eléctricos de la atmósfera.
La expectativa de máxima, según Morales, es lograr posicionar la ciencia realizada el día del eclipse en las mejores revistas internacionales. «Ese es nuestro objetivo, tener publicaciones de relevancia y que nuestras mediciones queden como un parámetro importante para quienes busquen una caracterización de un eclipse total al mediodía».
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