es hora de desmitificarlo: los videojuegos no son esas creaciones diabólicas mata neuronas que nuestros padres nos quisieron hacer creer que eran. No solo pueden ser muy divertidos, sino que investigaciones recientes revelaron que también implican una variedad de beneficios, desde mejorar nuestra capacidad de aprendizaje y memoria hasta aliviar el dolor.
En un estudio, publicado en 2015 en The Journal of Neuroscience, dos investigadores de la Universidad de California (Estados Unidos) reclutaron a estudiantes universitarios y los dividieron en tres grupos: uno para que jugara durante 30 minutos diarios al Super Mario 3D World, a otro al Angry Birds y al resto que no jugara a nada.
Antes y después del período de dos semanas, a los participantes se les tomaron pruebas que involucraban el hipocampo del cerebro, la región asociada con el aprendizaje y la memoria.
Observaron que aquellos estudiantes que jugaron al Super Mario, tridimensional y mucho más complejo, mejoraron su rendimiento en la prueba —aproximadamente en un 12%—; mientras que los jugadores del Angry Birds, cuya gráfica es en 2D, no lo hicieron.
«Primero, los juegos 3D tienen algunas cosas que los 2D no tienen», dijo Craig Stark, neurobiólogo y autor del estudio. «Tienen mucha más información espacial para explorar. En segundo lugar, son mucho más complejos, con mucha más información para aprender. De cualquier manera, sabemos que este tipo de aprendizaje y memoria no solo estimula sino que requiere el hipocampo”.
Stark agrega que no está claro si son la cantidad general de información y complejidad en el juego 3D o bien las relaciones espaciales y la exploración las que están estimulando el hipocampo, pero es a lo que apuntan entender en el futuro.
«A diferencia de los programas típicos de entrenamiento cerebral, los videojuegos no se crean con procesos cognitivos específicos en mente, sino que están diseñados para sumergir a los usuarios en los personajes y la aventura. Se basan en muchos procesos cognitivos, incluidos el visual, espacial, emocional, motivacional, atencional, pensamiento crítico, resolución de problemas y memoria de trabajo».
«Es muy posible que al evitar explícitamente un enfoque limitado en un solo dominio cognitivo y hacerlo más cercano a la experiencia natural, los videojuegos inmersivos puedan ser más adecuados para brindar experiencias enriquecedoras que se traduzcan en ganancias funcionales», hipotetiza.
En otro estudio, publicado en el 2019 en el Journal of Consulting and Clinical Psychology, un equipo de psicólogas de la Universidad del Ruhr de Bochum (Alemania) y el Instituto Karolinska (Suecia) le realizaron una intervención especial —además de las habituales terapias individuales y grupales— a pacientes con Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT): tenían que escribir alguno de sus recuerdos estresantes en una hoja de papel, romperla sin hablar sobre el contenido, y jugar al Tetris durante 25 minutos diarios durante algunas semanas.
Recordemos que uno de los síntomas más graves del TEPT es la recurrencia involuntaria de recuerdos visuales de experiencias traumáticas. «El TEPT se puede tratar bien con las terapias disponibles», dice Henrik Kessler, terapeuta y uno de los autores principales. «Sin embargo, hay muchos más pacientes que lugares de terapia. Por eso los investigadores están buscando métodos fuera de los tratamientos convencionales que puedan aliviar los síntomas».
Con esto en mente, y sabiendo por una investigación anterior que el Tetris puede suprimir los flashbacks causados por películas de terror en personas sanas cuando se juega poco después de ver la película, el equipo quiso saber si el efecto se repetía y podía ayudar a los pacientes con TEPT.
Se observó que, en general, el número de flashbacks sobre esas situaciones traumáticas se redujo en un 64% entre los pacientes a los que se les realizó la intervención con el Tetris. Los investigadores sospechan que el éxito del método se basa en el siguiente mecanismo: cuando los pacientes visualizan ese recuerdo estresante en detalle, se activan áreas para el procesamiento visuoespacial en el cerebro que también son importantes para jugar al Tetris. Por tanto, ambas tareas requieren recursos comparables y limitados, lo que genera interferencias.
Lo que no saben con certeza las investigadoras es si ese «bloqueo» de flashbacks de experiencias traumáticas puede funcionar a largo plazo. Por el momento, sostienen: “Nuestra esperanza es que podamos obtener un tratamiento que las personas puedan realizar por sí mismas para ayudarlas a sobrellevar la situación. Sin embargo, esta no puede reemplazar la terapia, sino que solo puede aliviar una síntoma central, los flashbacks«.
Fuente: Filonews