Comenzó el juicio por la causa más antigua de abuso sexual cometido en la infancia en Argentina

Las denunciantes son Rosalía Alvarado y Belén Duet. La acusada es Noemí Alvarado, de 80 años, tía de una de ellas. Los abusos, de acuerdo a la denuncia, fueron perpetrados entre 1979 y 1986 por Alvarado junto con su esposo, el ya fallecido ex diputado nacional Daniel Pacce, en Resistencia, Chaco. Ellas tenían entre 3 y 6 años, frecuentaban la casa de los Pacce porque eran allegadxs de sus familias. En 2016 denunciaron los hechos y comenzó un aletargado proceso judicial que incluyó que se archivara la causa. En el medio, Pacce murió impune y este 10 de mayo comenzó el juicio contra Alvarado. Se espera las declaraciones de más de 20 personas. En el camino, Rosalía y Belén fundaron Al Fin Justicia, una organización que acompaña a víctimas de abuso sexual.

La maestra de jardín de infantes de Belén citó a sus xadres, Lidia y José, para contarles que había algo que le había llamado la atención y así descubrieron los abusos. Lidia y José de inmediato hablaron con la nena, la contuvieron y cortaron todo vínculo con la familia Pacce-Alvarado. Pasaron más de 30 años hasta que aquello detectado por una maestra llegó a discutirse en un debate oral: se trata del juicio por la causa más antigua de abuso sexual y comenzó esta semana en Resistencia, Chaco. Es un proceso emblemático que muestra cómo los tiempos de las sobrevivientes de abuso sexual en la infancia no son los mismos que los de la administración de justicia.

En 2018 Daniel Pacce murió en la impunidad. Hoy la principal acusada es su pareja, Noemí Alvarado, que hace más de tres décadas era directora de la escuela en la que trabajaba Lidia, la mamá de Belén Duet. En el trabajo se conocieron y se hicieron amigas. Era habitual que lxs Pacce la invitaran a cenas y encuentros sociales junto a su esposo y su hija Victoria. La casa de la calle Cervantes, en Resistencia, era frecuentada por familias amigas, parientes, y militantes políticos conocidos de la pareja y sus respectivos hijos e hijas.

“Lo que hay que resaltar en esto es la importancia de escuchar a las niñeces, una mirada atenta, un oído que no deja pasar la más mínima alerta es importante para que el abuso no se siga perpetrando”, dice Belén casi 40 años después. Hoy ella es profesora en Letras, militante por la Educación Sexual Integral y cantante. Integra la banda de canciones para las infancias Che- Lelé cuyas letras expresan: “no tengo miedo/ soy muy valiente” y “si te preguntás/ quién te enseñó a soñar / fue una seño del jardín”.

En el caso de Rosalía Alvarado, sobrina de lxs Alvarado y Pacce, los abusos se prolongaron hasta que ella logró poner en palabras el horror al que era sometida en la habitación matrimonial de sus tíxs. Cuando tenía doce años, su tía Noemí y hermana de su papá, la envió- como solía hacerlo- a buscar a una prima en el auto junto a Daniel Pacce. Ese día, en medio de un ataque de pánico, Rosalía dijo basta. Recién pudo contarle a su familia en 2013, cuando su papá murió y Daniel Pacce y Noemí Alvarado se presentaron al funeral.

“Desde ese momento hablé y no me callé más”, dice a LatFem Rosalía. “Junto a mi familia buscamos asesoramiento legal pero todos los abogados nos decían que los tiempos legales eran otros, nuestros conocidos decían que siga con mi vida, que mire hacia adelante, que no había nada por hacer. Pero la verdad es que no nos callamos y esto a nosotras nos atraviesa la vida”, agrega. Rosalía es procuradora, estudiante avanzada de abogacía y  es  la referente de Al Fin Justicia, asesora a otras sobrevivientes y familias de víctimas.

“A mi hija le pasó lo mismo”

Una tarde, hace ya varios años, Maria Delia, la mamá de Rosalía se encontró de casualidad en la fila de un banco con la mamá de Belén, Lidia. Hablaron de los abusos y del dolor que sentía y ella, con lágrimas en los ojos y después de un abrazo interminable confirmó la sospecha: “a mi hija le pasó lo mismo”.

Así comenzó la historia de una lucha que las llevaría a buscar justicia, no solo para reparar el daño al que fueron sometidas las niñas, sino acompañando a otras víctimas de abuso sexual en la infancia. Belén y su hermana Victoria, Rosalía y Marina Frencia, empezaron a reunirse para hacer la denuncia, así nació Al Fin Justicia, organización que hoy acompaña a sobrevivientes y sus familias.

El 15 de junio de 2016 hicieron juntas la primera denuncia en la fiscalía. Esta causa fue archivada en febrero de 2018 por la fiscala Daniela Meiriño, quien en marzo del 2019 fue designada a cargo de una de las fiscalías especializadas en género en la órbita del poder judicial chaqueño.

El 4 de julio de 2018 Daniel Pacce murió en la impunidad cuando la causa estaba cerrada. Días más tarde, el 11 de julio, el juez de garantías N° 2 de Resistencia, Horacio Sandoval, hizo lugar a la apelación de la querella y tomó la causa Sergio Cáceres Olivera, como fiscal de coordinación. La defensa de la acusada lo recusó porque salía a hacer declaraciones en medios, sin embargo fue confirmado y llevó adelante la investigación que logró la elevación a juicio oral en octubre de 2019.

Si bien las denuncias se hicieron por separado, las dos causas se unificaron bajo una misma carátula: “Alvarado, Noemí Lucía s/corrupción de menores en calidad de autora” y en el caso de Rosalía se agrega la imputación por “abuso deshonesto en calidad de coautora”. “Daniel Pacce no pudo haber cometido los actos que realizó sin la participación indispensable de su esposa”, dijo Nahir Barud, una de las abogadas querellantes.

El juicio comenzó el lunes 10 de mayo y pasó a cuarto intermedio hasta el jueves 13, día en que declararán Rosalía y Belén. Se espera que aporten su testimonio al menos 20 personas convocadas por la querella y por la defensa. Agunas de las personas citadas relatarían abusos por parte de lxs Pacce. Podría durar al menos un mes. En estos casos la pena suele ser de al menos 5 años de prisión efectiva.

 

A pedido de la querella y dada la complejidad de la causa,  el tribunal se compuso con tres integrantes: Ernesto Azcona, Virginia Ise y Natalia Kuray. En ellos estará la palabra final de la condena.

Los Pacce: cuando el abuso tiene cara de poder 

Daniel Pacce fue funcionario de Florencio Tenev, gobernador chaqueño entre 1983 y 1987, y diputado nacional por el justicialismo entre 1987-1991. Hay quienes lo relacionan con la derecha peronista y con aprietes a militantes de los ´70, como es el caso del escritor Miguel Molfino quien al conocerse la noticia de su fallecimiento contó que “una noche, el Valiant IV de Víctor Sánchez, pasó acelerando y desde el interior oscuro, alguien me disparó dos tiros que, afortunadamente, impactaron en los postes de madera del alambrado perimetral del hospital. Días después, frente a la confitería El Molino Pacce me detuvo y me dijo, compadrón: “Vos sos boleta, zurdo de mierda”.

Noemí Alvarado, esposa de Pacce, integraba el directorio del Instituto de Vivienda provincial y era directora de una escuela, siempre se rodeó de niños y niñas, hijes de sus amigas que llevaba a su casa.

Hoy Noemí Alvarado tiene 82 años, por lo que podrá pedir el beneficio de prisión domiciliaria en caso de ser condenada. Su equipo de abogados defensores está conformado por Lidia Lezcano de Urturi, exjueza de Cámara, quien había dictado una bochornosa sentencia de “prisión en suspenso” contra el empresario Raúl Sebastiani, por violencia de género contra su pareja que luego fue anulada por el Superior Tribunal de Justicia; y su hijo Ricardo Urturi, actual presidente del Consejo de Abogados de Resistencia y titular del Órgano de Control Institucional de la Policía del Chaco. Los Pacce han sido una pareja de mucho poder social y político en la sociedad resistenciana, al punto que una familiar de la pareja, la fiscala Ana María de Pacce, declarará a favor de Noemí.

Impartir justicia con perspectiva de derechos

El exjuez Carlos Rozanski, especialista en la temática y presidente de AEVAS (Asociación Civil de Altos Estudios en Violencias y Abusos Sexuales) acompañó a las sobrevivientes desde el inicio de la causa. “Era habitual en la Argentina que se declare la prescripción de estos delitos, esto se empezó a modificar con dos leyes: la Ley Piazza, que establecía que la prescripción se iba a contar a partir de la mayoría de edad y luego fue mejorada esta ley con la de Respeto a los Tiempos de las Víctimas de delitos contra la integridad Sexual, 27.206 en la que la prescripción  se empieza a contar a partir de la denuncia. Esto nos dio casi la noción de imprescriptibilidad”, dijo en diálogo con radio nacional Resistencia.

“Mi experiencia me ha confirmado que las distintas interpretaciones del Derecho tienen que ver con la ideología, no hay otra razón. En el caso de los abusos en las infancias, hay una cuestión muy sencilla, si un niño o niña fue abusado el daño que recibe es de tal magnitud que en la mayoría de los casos no puede verbalizarlo, hasta que sea grande o a lo mejor nunca. Esto no quiere decir que el hecho no haya existido, es exactamente al revés. Entonces si una persona por el tipo de delito que sufrió no puede contar lo que le pasó, el Estado no puede sancionarlo y decirles que  ya pasó el tiempo y que no se puede juzgar”, agregó Rozanski.

“Es muy importante este caso del Chaco porque se han logrado superar muchas cosas: en primer lugar, la del poder que genera tanta impunidad, y en segundo lugar la imposibilidad de las víctimas de expresarse”, cierra el exjuez.

Kevin Nielsen es uno de los abogados querellantes que se incorporó a la causa y habla del enorme caudal probatorio con el que cuentan: “pese a que pasaron 40 años de los hechos, llegamos con las mismas pruebas que en un caso de abuso sexual reciente. Tenemos las declaraciones de ambas víctimas, testigos indirectos del hecho como niñas que también frecuentaban la casa en esa época y pueden dar cuenta del modus operandi de la pareja perversa y, en cuanto a las pruebas científicas tenemos las declaraciones de psicólogas expertas en victimología, tratantes de ambas víctimas; pericias oficiales del poder judicial y pericias de parte coincidentes en que ambas tienen  indicadores compatibles con ASI que prueban la vivencia traumática”.

Por otra parte, el fiscal a cargo de la investigación, Sergio Cáceres Olivera, dijo: “si estamos en este juicio, es porque las víctimas debían ejercer su derecho de ser escuchadas y de pedir que se haga justicia y que se visibilice su historia. Estamos convencidos que durante el juicio se va a demostrar el padecimiento que sufrieron estas mujeres cuando eran niñas y con la expectativa de que se haga justicia por Belén y por Rosalía”.

Un balazo en el aparato psíquico

Según un informe de UNICEF de 2019, el 80 por ciento de los abusos sexuales en la infancia ocurren en el hogar y son cometidos por familiares y personas cercanas a los niños/niñas víctimas. Por esto es indispensable la aplicación de la Educación Sexual Integral, en todos los niveles educativos, que genere espacios de escucha de las infancias y permita detectar a tiempo y prevenir los abusos mediante el cuidado del cuerpo propio.

La psiquiatra infantil y psicóloga clínica, Irene Intebi explicó que “el abuso sexual infantil constituye uno de los traumas psíquicos más intensos y que sus consecuencias son sumamente destructivas para la estructuración de la personalidad. Es posible comparar sus efectos al de un balazo en el aparato psíquico: produce heridas de tal magnitud en el tejido emocional, que hacen muy difícil predecir cómo cicatrizará el psiquismo y cuáles serán las secuelas”.

Rosalía y Belén enfrentaron un largo camino para llegar al juicio que busca reparar el daño a esas niñas de 3 y 6 años. En el trayecto, movimientos de derechos, sociales, políticos y transfeministas las abrazaron en cada paso que hizo patear el tablero de las dilaciones judiciales y revolearon al viento sus pañuelos rojos que gritan: “Yo te creo”.

Fuente: Latfem