La ley de humedales continúa sumando obstáculos. Esta semana quedó afuera del temario de las sesiones extraordinarias. Las organizaciones ambientalistas apuntan contra el lobby del sector inmobiliario y los agronegocios que presionan para que no se avance.
Esta semana la Ley de humedales sumó un nuevo hito en su derrotero al quedar excluida del temario de sesiones extraordinarias en el Congreso. La protección de este ecosistema no parece conseguir ser una prioridad para el poder legislativo ya que en el 2013 y 2016 proyectos similares perdieron estado parlamentario. El objetivo es regular las actividades que se realizan en los humedales pero para la Red Nacional de Humedales (Renahu) la presión de los sectores agroganadero, megaminero y desarrollo inmobiliario logran detener la iniciativa.
En el «Día Mundial de los Humedales» consultamos a una especialista para que explicara la importancia de los humedales en Argentina. Patricia Pintos, geógrafa, investigadora y miembro de la Red Nacional de Humedales (ReNaHu) señaló que «más del 20% del territorio argentino está cubierto por este ecosistema».
Desde las organizaciones ambientalistas reconocen que es algo que no les sorprende.»Esto es el corolario de algo que estábamos avizorando ya a finales del año pasado -cuenta Pintos- cuando la ley estaba a punto de perder estado parlamentario. En noviembre (2021) se cumplía un año de su tratamiento en la Comisión de Recursos naturales y Ambiente y teníamos la expectativa de que tuviera tratamiento, pero no sucedió».
Esto dejó una esperanza de que «fuera incorporado en las sesiones extraordinarias y no pasó». Sin embargo fue «una nueva gran frustración porque es la tercera vez que pierde estado parlamentario esta ley». Es una ley extremadamente necesaria en estos tiempos de crisis climática porque los humedales son muy importantes ya que brindan numerosos servicios ecosistémicos.
La geógrafa explicó que «una vastísima superficie de la Argentina está cubierto por este ecosistema. Se calcula entre el 21 y el 23 % son humedales de muy diversas características, desde subtropicales a subantárticos ya que la extensión del país permite que tengamos esa diversidad».
¿Por qué son tan importantes los humedales?
Los humedales cumplen numerosas funciones. Por un lado «son grandes reguladores de temperatura y morigeran el impacto de las sequías y también las inundaciones porque funcionan como esponjas naturales que tienen la capacidad de retener excedentes hídricos durante largo tiempo». Esto supone también que disminuyen todo el potencial erosivo de las tormentas
Por otra parte, tienen una función depuradora del agua. «De hecho se lo conoce como el riñón del planeta ya que filtran el agua que ingresa y se vuelve apta para el consumo humano y para la actividad productiva» señaló Pintos.
Sin lugar a dudas, lo fundamental de los humedales que «son los grandes secuestradores de dióxido de carbono de la atmósfera que es el responsable del calentamiento global».
¿Por qué se habla de la presión del sector inmobiliario y agroganadero?
La retracción de estos humedales por prácticas extractivistas son una seria amenaza para que en el futuro podamos contar con ellos. Desde Renahu explican que a pesar de que Argentina tiene vastísimas superficies urbanizables sucede que no son tan atractivas para el capital desarrollador. «Un nordelta no se puede realizar sobre otro lugar que no sea un humedal porque es un ambiente inundable donde poner una draga y extraer el barro para generar esas lagunas artificiales que son parte de esa propuesta urbanística porque encarece terriblemente el valor de la propiedad». Entonces se compran suelos a valores muy convenientes porque en principio tienen muchas dificultades para la producción, pero luego se los explota en el sector inmobiliario con altísimas rentas.
En otras actividades también sucede esto. «Los agronegocios avanzan sobre los humedales porque así incorporan nuevos territorios con endicamiento, relleno y actividades hidráulicas que transforman esos valiosos ecosistemas en suelos para ampliar las fronteras del agronegocio».
Por su parte, la ganadería también constituye una amenaza por lo que se puede ver «un desplazamiento de la actividad ganadera hacia las islas del Delta del Paraná que requieren para llevarse adelante la práctica de la quema de las pasturas para favorecer los rebrotes de los pastos tiernos de verano».
Fuente: Ecomundo