Cuando hablamos de personas transgénero —es decir, de aquellas cuya identidad de género no coincide con el sexo asignado al nacer— es común pensar en ellas como personas adultas. Sin embargo, la identidad de género no comienza en la adultez, sino que es una vivencia interna e individual que se siente desde la infancia y se desarrolla a lo largo de toda la vida.
Y aunque poco se habla de niñeces trans y poco se las ha visibilizado, son cada vez más las investigaciones que abordan la identidad trans en todas sus etapas. En este sentido, uno de los primeros estudios importantes sobre el tema identificó que el 94% de los niños que hacen una transición social aún siguen identificándose con ese género cinco años después.
«Existe la idea de que los niños van a cambiar de opinión”, dijo Kristina Olson, psicóloga que dirigió el estudio. «Y al menos en nuestra muestra, no estamos encontrando eso».
Publicada recientemente en la revista médica Pediatrics, la investigación incluyó a 317 niños, todos los cuales se identificaron por primera vez como transgénero antes de los 12 años, y forma parte del proyecto Gender Development & TransYouth de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, que espera hacer un seguimiento de unos 20 años.
El objetivo, describieron, era conocer las identidades de género de los niños un promedio de 5 años después de sus transiciones sociales iniciales (la transición social puede incluir salir del closet como transgénero con amistades y familia, pedirle a las personas que usen un pronombre —ella, él, elle— que coincida con la identidad de género, hacerse llamar por otro nombre y/o vestirse y arreglarse de maneras que coincidan con la identidad autopercibida).
Según pudieron observar, el 94% de los niños transgénero aún siguen identificándose con el género al que transicionaron, mientras que el 3.5% ahora se reconocía como no binarios y solo el 2.5%, ocho jóvenes en total, se volvió a identificar con el género que se les asignó al nacer (algo que se conoce como «destransición«).
El equipo de investigación señala que una de las razones por las que los niños pueden hacer la transición de una identidad transgénero binaria (que incluye los géneros masculino y femenino) a una no binaria (que no necesariamente se identifican con uno de esos dos géneros) es que ellos, como gran parte del mundo, comenzaron a aprender sobre el concepto en los últimos años y se dieron cuenta de que se adecuaba bien.
Por otro lado, respecto a aquel 2.5% que volvió a identificarse con el género anterior a la transición social, encontraron que la mayoría lo hizo antes de la pubertad, la época en la que se suelen comenzar a considerar los medicamentos que suprimen la liberación de estrógenos y testosterona.
«Estos resultados sugieren que las destransiciones son poco frecuentes. Más comúnmente, los jóvenes transgénero que hicieron la transición social a edades tempranas continuaron identificándose de esa manera. No obstante, comprender las destransiciones es fundamental para que los médicos y las familias ayuden a que sean lo más fluidas posible para los jóvenes», concluyeron.