Una sola queja de parte del padre de un alumno puede llevar a que un libro sea retirado de las bibliotecas escolares de Florida, a raiz de las nuevas leyes del gobernador Ron DeSantis. Pero hay activistas decididos a reclamar la libertad de lectura con iniciativas como el reparto de libros «prohibidos». Esto se proponen denunciar en un acto este martes en un templo de Coral Gables en Miami, Michael Kaplan –un fundador de la Feria del Libro de Miami–, el poeta Richard Blanco a quien Barack Obama encargó el poema recitado durante su asunción presidencial, la autora haitiano-estadounidense Edwidge Danticat y representantes de PEN America, una organización que defiende la libertad de expresión.
En la Iglesia Congregacional existe un «santuario de libros prohibidos», una iniciativa, desarrollada también en el Centro Cultural y Biblioteca de Investigación Afroamericana de Fort Lauderdale, para contrarrestar los efectos negativos en la libertad de lectura que han tenido algunas leyes promovidas por DeSantis.
El poder de los padres en las escuelas
Reelegido gobernador en 2022 y aspirante a candidato a la Casa Blanca por el Partido Republicano, el ultraconservador DeSantis se declara “protector de los niños” de Florida y ha dado a los padres de los alumnos más voz en las decisiones escolares, que a maestros y especialistas.
El origen de todo esto es la ley HB 1467 del Congreso de Florida firmada por DeSantis en marzo de 2022 que otorga a los padres el derecho a controlar las lecturas escolares de sus hijos. Esto se volvió un sistema de censura generalizada porque lo que un padre decide quitar para “proteger” a su hijo, queda vedado para todos los alumnos.
El transfondo real es la cruzada republicana contra la cultura «woke» (despierta), que es una bandera de quienes militan contra el racismo, el machismo, la desigualdad y la discriminación del tipo que sea. El gobernado DeSantis en particular fue claro en su discurso al ser reelegido en noviembre pasado: » Florida es donde el woke va a morir».
Las librerías también protestan
Kaplan, propietario de la cadena de librerías Books & Books pintó en el frente de su librería en Miami la lista de libros prohibidos a modo de protesta. Y declaró sobre lo que está sucediendo: «es un verdadero desastre. Ha habido muchos libros que han sido cuestionados, pero peor que eso es que estas leyes de contenido vago tienen un efecto escalofriante en los maestros, especialistas y otras personas que se ocupan de la enseñanza pública», dijo.
Con el «efecto escalofriante», Kaplan quiere decir que están «intimidados» por unas leyes «extremadamente vagas y extremadamente abiertas a la interpretación». Los maestros «sienten que pueden meterse en problemas con los padres y otras personas» y eso les lleva en muchos casos a la «autocensura», agregó.
El acto será una especie de desagravio a tres libros que han sido objeto de quejas por parte de padres de alumnos de una escuela del sistema público de Miami-Dade. Entre ellos está “La colina que escalamos” de la poeta afroamericana Amanda Gorman, quien lo escribió para la toma de posesión del presidente de EE.UU. Joe Biden en 2021 y ha criticado duramente lo ocurrido en Florida con su libro.
«La colina que escalamos » es un libro sobre la injusticia racial y fue retirado de la biblioteca para alumnos de enseñanza elemental de la escuela Bob Graham Education Center de Miami Lakes y llevado a la biblioteca de los alumnos de más edad por una queja de una madre, que afirma que es un poema que incita al odio.
Los otros dos son «El ABC de la historia negra» de Río Cortez y Lauren Semmer, y «Amor a Langston» de Tony Medina y Gregory Christie, que corrieron la misma suerte en esa escuela.
Afro y LGBTQ+, los temas más vetados
Kaplan dice que los libros que más cuestionamientos despiertan en los padres de Florida son los de temática afroamericana y LGTBQ+. «No queremos que nada de esto suceda, porque muchos de nosotros venimos de países donde estos libros están prohibidos en todas partes. Miami particularmente debería ser sensible a ese tipo de cosas», dijo Kaplan.
En Florida está en juego la libertad de lectura y el objetivo de Kaplan es también evitar que de la prohibición de libros en la escuela, se pase a vetarlos en librerías y bibliotecas públicas.
En la lista creciente de obras literarias prohibidas en escuelas de Florida están «La casa de los espíritus» de Isabel Allende, “El color púrpura” de Alice Walke,; «De ratones y hombres” de John Steinbeck, “El cuento de la criada» de Margaret Atwood y biografías del artista plástico de origen haitiano Jean-Michel Basquiat y de la tenista estadounidense Billie Jean King.
La Asociación de Bibliotecas de EE.UU. ha advertido que en 2022 el país vivió una ola de censura de libros «sin precedentes» y Texas fue el estado con una mayor cantidad de quejas sobre libros «inadecuados» presentes en bibliotecas.
En varios estados
A esta altura, miles de libros han desaparecido de las bibliotecas en centenares de escuelas en Florida. En general los terminan ocultando para que no estén al alcance de la mano de los alumnos, tapándolos en los estantes con cartones o metiéndolos en cajas. Según la ONG Florida Freedom to Read Project, más de 900 títulos han sido objetados en Florida; 400 fueron ocultados temporalmente en las bibliotecas y 65 fueron censurados definitivamente. Entre estos están biografías de Celia Cruz, el beisbolista puertorriqueño Roberto Clemente y Sonia Sotomayor, la primera hispana jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, todos afrodescendientes. El otro tema que les pone los pelos de punta son las historias relacionadas a personas LGBTQ.
Varios estados norteamericanos tienen políticas similares y en Utah se llegó al extremo de retirar de algunas escuelas los ejemplares de La Biblia por su contenido «vulgar y violento», a raíz de que un padre presentó una denuncia. Esto sucedió en el marco de una nueva ley que prohíbe los libros «pornográficos o indecentes» en las escuelas.
Fuente: Página12