De acuerdo a un nuevo estudio publicado en la revista médica The Lancet, un medicamento ampliamente disponible que se usa para tratar enfermedades mentales mostró beneficios contra la enfermedad de Covid-19.
El fármaco, conocido como fluvoxamina, se usa para tratar desde trastornos depresivos hasta afecciones como ansiedad social, trastorno obsesivo-compulsivo y estrés postraumático; pero también se sabe que atenúa las respuestas inmunitarias y, en el ensayo reciente, se observó que redujo las muertes relacionadas con Covid-19 en aproximadamente un 90%, así como la necesidad de cuidados intensivos en aproximadamente un 65%.
Angela Reiersen, coautora del estudio y psiquiatra de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, contó a Nature que estuvo interesada durante mucho tiempo en el uso de fluvoxamina para tratar una afección genética poco común y que, mientras monitoreaba la literatura sobre este psicofármaco antes de la pandemia, se encontró con un estudio del 2019 que mostraba que reducía la inflamación en ratones con sepsis (una respuesta extrema a una infección). Cuando llegó el Covid-19, «inmediatamente pensé en ese papel con los ratones», dijo.
Se asoció entonces junto a sus colegas con los organizadores del ensayo TOGETHER, cuyo objetivo es identificar medicamentos aprobados que puedan usarse para prevenir la progresión de la enfermedad de coronavirus. El estudio que llevaron adelante incluyó a 1.497 personas en Brasil que tenían Covid-19 y un alto riesgo de enfermedad grave. Aproximadamente la mitad recibió fluvoxamina y el resto recibió placebo.
Los resultados, publicados el 27 de octubre, mostraron que se trata de una de las pocas terapias que muestran una fuerte evidencia para prevenir la Covid-19 leve a grave. Hasta ahora, los únicos tratamientos en etapa inicial recomendados los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos son los anticuerpos monoclonales, que son costosos y difíciles de administrar en un entorno ambulatorio, por lo que se trataría de una buena alternativa.
Además, su bajo costo podría hacerla accesible en todo el mundo, dice el coautor del estudio e investigador de la Universidad McMaster (Canadá), Edward Mills. Un curso de diez días cuesta sólo unos 4 dólares y las patentes del medicamento ya expiraron, lo que significa que cualquier empresa puede producirlo.
Fuente: Filonews