Afines de noviembre, los funcionarios de salud de Sudáfrica informaron que una variante previamente desconocida del SARS-CoV-2 se estaba propagando rápidamente por todo el país. La variante, a la que la Organización Mundial de la Salud le dio el nombre de Omicron, pronto demostraría ser mucho más transmisible que Delta, la que anteriormente había causado la mayoría de las infecciones por COVID-19. Y cómo con cada variante que va surgiendo, una de las grandes inquietudes tiene que ver con cuán protegidos estamos contra ellas. Por eso, en esta nota, dos estudios recientes ofrecen algunas pistas.
Vacunación seguida de infección
En primer lugar, un artículo de la revista científica Nature da a conocer de una investigación preliminar en Japón que sugiere que la vacunación contra el COVID-19 seguida meses después por una infección por el SARS-CoV-2 ofrece una mayor protección contra la variante Omicron que la vacunación y la infección espaciadas muy de cerca.
¿Qué significa esto? Que los países que tuvieron un gran número de infecciones no relacionadas con Omicron a fines de 2021 posiblemente tengan una ventaja en 2022 con la nueva variante.
Según detallan en el estudio, que todavía espera la revisión por pares, al equipo de investigación le preocupaba que la población de Japón sea especialmente susceptible a Omicron; porque mientras en algunos lugares se inmunizaron a las personas con una variedad de vacunas (de ARN mensajero como las de Moderna o Pfizer-BioNTech, de vector viral como las de Sputnik V, AstraZeneca o CanSino, de virus inactivados como las de Sinopharm, etc.), el país insular protegió a los suyos principalmente con vacunas de ARNm.
Decidieron entonces recolectar anticuerpos de personas que habían recibido dos dosis de Pfizer-BioNTech y luego se infectaron con la variante Alpha o Delta. Luego, probaron la capacidad de estos anticuerpos para proteger a las células de la infección por SARS-CoV-2 y descubrieron que el tiempo transcurrido entre la vacunación y la posterior infección estaba estrechamente relacionada con la eficacia con la que los anticuerpos del individuo protegían a las células contra la infección, en particular con Omicrón. ¿Por qué? Ya hay algunas hipótesis.
La vacunación conduce a una gran producción de anticuerpos, como lo haría una infección natural. Si una persona se infecta poco después de la vacunación, es probable que estos anticuerpos sigan circulando en la sangre, donde se unirán al virus y lo eliminarán rápidamente.
Pero cuando una persona se infecta meses después de la vacunación, los anticuerpos que responden provienen de un lote nuevo y mejorado elaborado por células de larga vida que ya tenían algún «recuerdo» del virus. Entonces, cuando el cuerpo se encuentra de nuevo con el patógeno, estas células de memoria vuelven a trabajar y tienen la oportunidad de refinar los anticuerpos, brindando una mejor protección contra infecciones posteriores.
La tercera dosis, clave contra Omicron
Aunque los síntomas pueden ofrecer algunas pistas, es difícil saber con certeza con qué variante del SARS-Cov-2 se infectó una persona. Pero para aquellos que todavía no tuvieron Covid-19, se sabe otra cosa respecto a Omicron: las personas que recibieron tres dosis de una vacuna de ARNm parecen neutralizar muy bien a esta variante.
En un estudio realizado por investigadores del Hospital General de Massachusetts, el MIT y Harvard, publicado en la revista Cell, el equipo primero construyo una versión inofensiva de Omicron conocida como «pseudovirus» para evaluar la efectividad de tres vacunas disponibles en Estados Unidos: las dos dosis de Pfizer-BioNTech, las dos de Moderna y la vacuna Johnson & Johnson de dosis única.
El pseudovirus que crearon imitó el comportamiento de Omicron, que tiene 34 mutaciones en su proteína «espiga» que no se encuentran en la cepa original del SARS-Cov-2 detectada por primera vez en Wuhan, China, en diciembre de 2019.
Luego, tomaron muestras de sangre de 239 personas que habían sido vacunadas por completo con una de las tres vacunas mencionadas y las utilizaron para medir la eficacia con la que cada vacuna induce inmunidad protectora contra el pseudovirus Omicron.
Los resultados fueron sorprendentes. «Detectamos muy poca neutralización cuando usamos muestras tomadas de personas que fueron vacunadas recientemente con dos dosis de las vacunas de ARNm [Pfizer-BioNTech o Moderna] o una dosis de Johnson & Johnson», dijo el autor. «Pero las personas que recibieron tres dosis de la vacuna de ARNm tuvieron una neutralización muy significativa contra la variante Omicron».
Aún no está claro por qué un refuerzo de ARNm mejora drásticamente la protección inmunológica contra Omicron, pero los autores dicen que una posibilidad es que una dosis adicional cree anticuerpos que se unan mejor a la proteína de espiga, aumentando su eficacia.
Fuente: Filonews