Martín murió en Brasil, pero su familia paterna es de Misiones y espera repatriar el cuerpo. «Fue un crimen brutal y desagradable», dijeron los investigadores.
Martín Figueredo tenía 3 años cuando murió hace dos meses en un hospital de Brasil, donde estaba viviendo desde enero con su mamá y la pareja de la mujer. Ellos dijeron que el nene se había golpeado la cabeza al caerse en el baño, pero los moretones en todo su cuerpo decían otra cosa y quedaron detenidos.
El informe de los forenses determinó que había sufrido una hemorragia abdominal a causa de los golpes y que además tenía afectado un riñón y el hígado y una lesión cerebral traumática. “Aunque existen pequeñas contradicciones en las versiones de la madre y el padrastro, una cosa es segura: fue un crimen brutal y desagradable», resumió en las últimas horas Emerson Ferreira, jefe de la Policía Civil de Barracão.
La víctima había vivido hasta principios de año con su familia paterna en la localidad de Eldorado, en Misiones. En esa época fue que su mamá, una joven de 18 años, conoció al hombre con el que formó una nueva pareja y decidió llevarse a su hijo con ellos a una humilde casa en de Bom Jesús do Sul, a unos 20 kilómetros de la frontera. Pero pronto la relación empezó a mostrar los primeros signos de quiebre y Martín quedó en medio de ese círculo de violencia.
Ahora, tanto la madre como el padrastro del menor están presos en el vecino país y cada vez más comprometidos en la investigación. Según informó el portal brasileño Jornal da Frontera, fueron imputados por tortura y homicidio calificado, delitos que en caso de ser confirmados en un futuro juicio oral podrían costarles hasta 40 años de cárcel.
Si bien en un principio intentaron despegarse de la muerte del chico, los dos admitieron después la severidad con la que pretendieron «corregir» su conducta pero con algunas diferencias. Se culparon entre ellos.
Al ser indagada la mujer manifestó que era él quien le pegaba a Martín por varias razones, entre ellas cuando lloraba para pedir que le prepararan su comida favorita. La última golpiza antes de su muerte fue el 5 de abril a la mañana, cuando el nene agarró una botella de veneno para jugar. Entonces, de acuerdo al testimonio de la madre, el padrastro lo golpeó en la zona abdominal y en las costillas.
En tanto, el hombre de 25 años aceptó que «perdió la cabeza» en muchas oportunidades castigando al menor, pero aseguró que era la madre la que lo agredía constantemente e incluso le pegaba con un palo.
Sobre el día que Martín murió, contó que después del incidente con la botella de veneno él salió un rato de la casa para despejarse y cuando regresó se encontró con que el nene había vomitado y parecía mareado. Pero todo empeoró minutos después al caerse en el baño mientras su mamá lo bañaba. Tenía dificultad para respirar y se desvaneció, por lo que terminaron llevándolo al hospital más cercano.
Durante meses su papá biológico y su abuela habían buscado a Martín: recorrieron distintas localidades para dar con él y presentaron dos denuncias ante la policía de Misiones. No pudieron encontrarlo a tiempo.
“No entiendo por qué no me escribió que estaba mal o para que lo busque a Martín. Siempre le hice saber que podía contar conmigo. Yo sólo quería que Martín esté bien, nunca se le negó nada, siempre lo ayudamos, no entiendo por qué hizo eso”, dijo a El Territorio Gloria, la abuela.
Mientras avanza la causa en Brasil, la familia paterna de Martín espera que la justicia brasileña acceda al pedido de repatriación de los restos del pequeño. «Están constantemente pendientes de eso, ya que lo único que quieren es que Martín pueda ser despedido en paz en Misiones, junto a sus seres queridos”, contó el abogado que los representa.