No a todo el mundo le gustan las viejas y grasientas cadenas, por eso cada vez hay más bicicletas eléctricas con transmisión por correa o incluso por eje. Sin embargo, la Oyo adopta un enfoque diferente, al optar por la transmisión hidráulica.
Aunque la idea de una transmisión hidráulica puede sonar bastante vanguardista, lo cierto es que ya existe desde hace algún tiempo, al menos en forma experimental.
En pocas palabras, incorporan un sistema sellado de bucle cerrado en el que la fuerza de pedaleo del ciclista se usa para bombear fluido hidráulico a través de tubos a un “motor” hidráulico en la parte trasera, que hace girar la rueda trasera. A continuación, el fluido vuelve a fluir hacia la bomba de pedaleo situada en la parte delantera.
Las transmisiones hidráulicas necesitan muy poco mantenimiento. Tienen menos piezas móviles que una transmisión tradicional.
Fabricada por la empresa BC Bikes, Oyo cuenta con una transmisión de este tipo, junto con un motor eléctrico de 250 vatios que aumenta la potencia de pedaleo del ciclista.
Mediante un mando en el manillar, se puede elegir entre cinco niveles de asistencia eléctrica, que le permitirán alcanzar una velocidad máxima de 25 km/h.
Los sensores integrados controlan continuamente la velocidad, la cadencia y el par, ajustando automáticamente la marcha.
Por el momento no se sabe nada de la autonomía de la batería (ni del peso total de la bicicleta), pero sí sabemos que la batería de litio montada en el tubo inferior se puede extraer para cargarla.
Algunas otras características de la Oyo incluyen un cuadro de aluminio con cables internos, un sistema antirrobo activado por smartphone y frenos de disco hidráulicos Tektro. Las luces delanteras y traseras son un extra opcional.
Las transmisiones hidráulicas también tienen algunos inconvenientes. Por un lado, suelen ser más pesados que los sistemas convencionales, además de que suelen ser menos eficientes a la hora de convertir la energía del pedaleo en movimiento, y pueden acabar teniendo fugas.
Fuente: Ecomundo